Lumen gentium

Las imágenes de la Iglesia

2. Las imágenes de la Iglesia (LG 6-8)

En este capítulo de la Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium, nos acercamos a contemplar cómo el arte, en sus variadas formas, ha hecho visible la imagen de la Iglesia.

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 Lumen Gentium ofrece unas cuantas imágenes de la Iglesia que permiten conocerla bien
 y que proceden de la más antigua tradición y se hacen visibles en numerosas obras de arte

Al hablar de realidades complejas, para facilitar su conocimiento se suelen utilizar imágenes. La misma Lumen Gentium ofrece unas cuantas imágenes de la Iglesia que permiten conocerla bien y que proceden de la más antigua tradición y se hacen visibles en numerosas obras de arte.  Nos encontramos con ocho imágenes de la Iglesia: la primera como redil de Cristo, rebaño del Señor; después aparece Cristo como pastor y puerta de las ovejas; del mundo agrícola procede la imagen de la Iglesia como la raíz y la viña; la Jerusalén celestial es otra imagen de la Iglesia; en sexto lugar, la Iglesia como cuerpo místico de Cristo; sigue la Iglesia como esposa; y, por último, la Iglesia una santa católica y apostólica.

En este capítulo nos acercamos a contemplar cómo el arte, en sus variadas formas, ha hecho visible esas imágenes de la Iglesia.

Una de las primeras imágenes de la Iglesia es la imagen del redil, que encuentra en Cristo su verdadero pastor. La Iglesia es comparada con un redil seguro para el Pueblo de Dios. La Iglesia aparece entonces como un lugar seguro de salvación.

La Iglesia es comparada con una ciudad fortificada y un redil seguro para el rebaño de Dios, como cantan los textos del Apocalipsis. La basílica de San Apolinar, en Rávena, Italia, es un ejemplo de ello. El ábside presenta la escena de la transfiguración, con Cristo en la cruz enjoyada del mosaico y las doce ovejas, que rodean al obispo orante y mártir San Apolinar. La representación hace referencia a los doce apóstoles y las doce tribus de Israel, que aseguraban la continuidad al rebaño de Cristo. Aquí se da una de las primeras representaciones del rostro Cristo en el Pantocrátor y de la Iglesia como lugar de salvación.

Una segunda imagen es la de Cristo como pastor y puerta de las ovejas. Como afirma la Lumen Gentium, tiene una puerta, única y necesaria: Cristo.

La imagen de Cristo como buen pastor y puerta de las ovejas está sacada del evangelio de Juan cuando afirma: “Yo soy la puerta de las ovejas: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”. La imagen del Jesús buen pastor aparece ya en el mausoleo de Gala Placidia del siglo V, encima de la entrada, en una luneta musiva. En esta representación, Cristo se sienta en el centro, con un bastón y una vara. El pastor divino es, así, una perfecta síntesis de la cruz que es salvación para las ovejas buenas y motivo de condenación para las malas.

Otra representación de Cristo en el arte es la imagen de la “puerta”. Él es pastor, puerta y redil. Cristo es la puerta por la cual se entra en el redil de salvación de la Iglesia. El símbolo explicitado por el evangelio de Juan se refleja en el arte sobre todo en el episodio del Resucitado que entra en el cenáculo con las puertas cerradas.

Duccio di Buoninsegna muestra la primera Iglesia reunida en torno a su pastor resucitado precisamente delante de una puerta cerrada. En ella está el apóstol Tomás, con Cristo, que, entrando con las puertas cerradas, le muestra la llaga del costado.

La iconografía del Cristo “puerta” se relaciona en el arte con el pasaje del Apocalipsis donde Jesús, como divino comensal y esposo, llama a la puerta del alma.

En la expresión de la Iglesia en relación al campo y la viña, Israel es la segullàh de Dios, su propiedad particular, su tesoro familiar. Quien cree en Cristo entra por pleno derecho en esta finca divina por medio de la fe.

Un ejemplo de los más antiguos que existen muestra “la raíz de David” en una miniatura peculiar: se trata del íncipit del evangelio según Mateo contenido en el Códex Vyssegradensis, un manuscrito bohemio de 1086.

Otra representación es la del artista Pacino di Buonaguida, quien realiza una obra poderosa: “una cruz, un árbol de la vida”, que narra todo el evangelio y culminan las ramas en la cúspide con la ciudad amurallada del paraíso.

Por encima de las ramas del árbol-cruz, en la cúspide, se contempla la gran escena de la Iglesia triunfante: mártires y santos son testigos de la vida resucitada y, por lo tanto, están sentados en sus escaños para juzgar al mundo bajo la mirada de Cristo y de la Virgen María.

Con la arquitectura también se ha representado lo divino, se ha extraído inspiración de las muchas imágenes bíblicas de la Iglesia para organizar el espacio y hacer que sea un reflejo de la Jerusalén celestial. Esto ocurre de manera especial en el arte bizantino y en el arte románico.

La arquitectura bizantina, típica del entorno de Rávena, narra la austeridad de un edificio exterior que en su interior oculta (y revela al mismo tiempo) al fiel las verdades de la fe.

Por su parte, en arquitectura románica, tenemos como modelo a San Miniato al Monte, que es una obra maestra, donde la fachada de la iglesia presenta continuas referencias a la victoria de Cristo sobre el mal y la muerte. La iglesia es el edificio que educa al poderoso camino de salvación inaugurado por Cristo y seguido por los testigos de la fe, los mártires y los santos.

El número 7 de Lumen Gentium introduce la imagen de la Iglesia como cuerpo místico de Cristo. La Iglesia es el lugar privilegiado donde el hombre encuentra al Señor. Esto se refleja de forma impresionante en el fresco del gran artista Rafael llamado “Disputa del Sacramento”. también Gólgota de Jasna Góra pinta la Iglesia como cuerpo de Cristo en dos estaciones. Una particular Pentecostés representa este misterio a través del pincel de un anónimo miniaturista, conocido como el Maestro de Westfalia. El fuego no está directamente representado, pero «reina» en la ropa de los apóstoles y en el manto de María.

La imagen de la Iglesia esposa se hace visible en varias obras de arte como en “la Coronación de la Virgen” en Santa María Trastevere, un mosaico del siglo XII que muestra a la Iglesia como la esposa de Cristo y con raíces bíblicas. Es significativo también el Pentecostés en femenino de Jean Restout, y el Cristo y la Esposa de Marc Chagall.

El número 8 de Lumen Gentium cierra el carrusel de imágenes de la Iglesia mostrándola como: santa, católica y apostólica. La Iglesia es santa, aunque está constituida de hombres pecadores.

Entre las obras que se puede destacar, en este sentido, se encuentra una tela de Sieger Köder, sacerdote y artista alemán. Ilustra el misterio de la misericordia a través del gesto del lavatorio de los pies de Jesús.